Tarta de manzana

Esta receta es muy sencilla y sus resultados no os decepcionarán. Es una receta de mi madre que yo he pasado también a mis hijas. Pero por si no se acuerdan de los ingredientes, la pongo aquí para no tener que estar a su lado cuando quieran hacerla. Además, de paso, participo con esta receta en el Concurso "Pan y Peter. Ilustramos tu receta", a ver si hay suerte.

Ingredientes:

• 1 kilo de manzanas y además una manzana grande o dos pequeñas (1 kilo y 200 gramos aproximadamente)
• 1 vaso de los de agua (que sea, por ejemplo, como los de Nocilla, no más grande) de azúcar
• 1 vaso de harina
• 1 vaso de leche no lleno del todo, con dos dedos menos.
• 3 huevos
• 1 sobre de levadura
• 1 cucharada de margarina para untar el molde
• Mermelada de albaricoque o melocotón (o de manzana si os gusta que sepa sólo a manzana)
• canela (opcional)

Preparación:

Se pelan las manzanas y se cortan en trocitos, apartando una manzana grande que dejaremos para cortarla después en medias rodajas que pondremos para decorar la tarta. Ponemos en la batidora las manzanas cortadas con todo lo demás: el azúcar, la harina, la leche, los huevos y la levadura. También se puede echar un poco de canela, para darle un toquecito distinto, aunque esto es opcional. Batimos todo y lo echamos en el molde previamente untado de margarina. Sobre este batido iremos colocando las medias rodajas cortadas de la manzana grande que habíamos dejado para el final, sin batir. Una vez colocadas las manzanas cortadas meteremos en el horno a 170 º durante una hora aproximadamente. Habrá que ir viendo si está hecha por dentro metiendo un cuchillo en diagonal y si al sacarlo no hay restos del batido en la hoja del cuchillo, entonces estará lista. La sacamos del horno, untamos la mermelada y volvemos a meter en el horno caliente unos 5 minutos más. Finalmente, sacamos del horno, desmoldamos con cuidado, pasando un cuchillo por los bordes para que se despegue bien del molde y al desmoldar no se rompa. Esperamos unas horas a que se enfríe a temperatura ambiente y después metemos en el frigorífico, así cuajará bien y... ¡a comérsela!